“Educar en tiempos de inteligencia artificial no es solo formar para el futuro, sino formar con conciencia crítica para no ser simplemente programados por él.”
Una reflexión desde la pedagogía y la tecnología.

Introducción desde mi experiencia como educador
Cordial saludo de paz y bien.
Desde mi rol como Profesor,con más de dos décadas de trayectoria en educación y habiendo recorrido escenarios donde la pedagogía, el currículo, la tecnología y la gestión del conocimiento convergen, el capítulo “Inteligencia Artificial y Desobediencia Tecnológica” de Cristóbal Cobo, en su obra La Innovación Pendiente, me interpela profundamente. Este capítulo es una provocación necesaria, un llamado a repensar la educación más allá de los dispositivos y hacia las capacidades humanas que no pueden ser automatizadas. En mi experiencia acompañando a docentes y estudiantes en procesos de transformación digital, este texto representa una brújula para orientar los debates actuales, especialmente en escenarios de implementación de TIC y metodologías activas.
1. Aportes significativos del capítulo
Uno de los mayores aportes del capítulo radica en cuestionar el determinismo tecnológico que nos hace creer que más tecnología equivale automáticamente a mejor educación. Cobo desmitifica esta idea y propone un enfoque donde el valor ya no reside solamente en el consumo de información, sino en la creación activa de conocimiento.
Ejemplo poderoso: el contraste entre Encarta (un sistema cerrado y obsoleto) y Wikipedia (una plataforma viva y colaborativa), muestra que no se trata solo del acceso a información, sino del cambio en la forma de construir saberes.
Otro aporte clave es la idea de curación de contenidos como competencia estratégica. En tiempos de infoxicación, no basta con buscar; se necesita saber seleccionar, evaluar y recombinar críticamente. En este punto, la educación se conecta con una pedagogía de la atención y el pensamiento crítico.
El autor también aborda el riesgo de la colonización tecnológica, donde el Sur Global consume tecnologías diseñadas en otros contextos. Cobo plantea la necesidad de estimular una “desobediencia tecnológica”, como forma de reconfigurar, reutilizar y resignificar los usos de la tecnología, un llamado profundamente pertinente para América Latina.
2. Aplicación en educación
La aplicación en contextos educativos es directa y urgente. En mi práctica docente, he observado cómo muchas instituciones centran sus esfuerzos en adquirir tecnología, pero sin acompañarla de procesos pedagógicos transformadores. Cobo nos invita a invertir esta lógica: primero el sentido, luego los medios.
- Ejemplo 1: La cultura maker y el pensamiento computacional pueden integrarse en las escuelas no solo con kits de robótica, sino con metodologías basadas en la resolución de problemas reales, mediante herramientas como Scratch, Python básico, o placas como Arduino. En una de mis asignaturas, los estudiantes desarrollaron soluciones para mejorar la comunicación con adultos mayores usando sensores básicos, lo cual articuló tecnología, empatía y creatividad.
- Ejemplo 2: El enfoque de producción más que consumo de contenidos digitales lo aplico con mis estudiantes a través de proyectos de creación de podcast y YouTube educativos. No solo mejoran sus habilidades de comunicación y argumentación, sino que desarrollan competencias transversales: planeación, narrativa, alfabetización digital y colaboración.
- Ejemplo 3: En talleres con docentes, aplicamos la idea de desobediencia tecnológica al analizar críticamente el uso de plataformas educativas y redes sociales: ¿qué control tienen los profesores sobre los datos? ¿Cómo adaptan las herramientas a sus realidades pedagógicas y no al revés?
Ahora sin desconocer que como docentes, debemos conocer las Teorías del Proceso de Aprendizaje y como aplicarlas hoy en día en las Aulas de Clase.
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3. Lecciones aprendidas
Este capítulo deja lecciones profundas:
- La abundancia de datos no es conocimiento. Vivimos en un ecosistema donde más no siempre es mejor. Aprender a seleccionar, analizar y resignificar es esencial.
- Las competencias más valiosas son las que no pueden ser automatizadas: la creatividad, la inteligencia social, el pensamiento crítico, la ética y la colaboración.
- Desobedecer tecnológicamente no es rechazar la tecnología, sino humanizarla. Convertirla en aliada de procesos educativos emancipadores, no en fin en sí misma.
- El cambio educativo no debe centrarse en las herramientas, sino en el rol del sujeto que aprende y enseña. Esto implica redefinir qué entendemos por aprender, enseñar y evaluar.
4. Recomendaciones para los profesores de hoy
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Enseñar a curar información, no solo a buscarla.
Incorpore ejercicios donde los estudiantes comparen fuentes, analicen sesgos y elaboren síntesis críticas. Ej.: realizar mapas mentales colaborativos que identifiquen verdades, medias verdades y fake news sobre un tema actual.
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Promover la creación digital como forma de pensamiento crítico.
Hacer que los estudiantes elaboren infografías, podcasts o microdocumentales sobre temas curriculares les permite reconstruir el saber desde su perspectiva.
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Integrar el pensamiento computacional desde una lógica interdisciplinar.
No se trata solo de programar, sino de enseñar a resolver problemas de forma lógica. Utilice retos gamificados o actividades tipo “Escape Room” digital en Ciencias, Lenguaje o Historia.
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Fomentar la desobediencia pedagógica.
Atrévase a cuestionar estructuras rígidas. Promueva clases donde los estudiantes formulen sus propias preguntas, diseñen evaluaciones o propongan maneras de evidenciar su aprendizaje.
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Trabajar la fluidez digital desde lo humano.
No basta con saber usar Word o Excel. El objetivo es que los estudiantes comprendan cómo usar herramientas digitales para transformar su entorno. Por ejemplo, desarrollar un proyecto de impacto comunitario con apoyo de Google Workspace o Power BI.
Más Allá de las Máquinas: La Vocación de Educar lo Irreemplazable
Cristóbal Cobo, en este capítulo, no solo nos ofrece un diagnóstico lúcido sobre los retos de la inteligencia artificial y el uso masivo de tecnologías en educación. Nos propone, desde una perspectiva crítica y esperanzadora, pensar una educación que forme ciudadanos capaces de crear, cuestionar, reapropiarse y resignificar la tecnología.
Como educadores, no estamos llamados simplemente a seguir las tendencias, sino a interpelarlas, transformarlas y situarlas al servicio del bien común y del desarrollo humano integral. Nuestra mayor innovación pendiente sigue siendo esa: hacer de la tecnología un camino para una educación más humana, más justa y más consciente.
Fuente: Cobo, C. (2016). La innovación pendiente: Reflexiones (y provocaciones) sobre educación, tecnología y conocimiento. Debate / Fundación Ceibal.
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